El proceso es el siguiente:
1º- Se mezclan en un recipiente agua y ortigas en una proporción tal que por cada 10 litros de agua se añada 1 kilo de ortigas.
2º- Se tapa bien el recipiente con un plástico en medio para asegurar la hermeticidad.
3º- Se mantiene de esta forma durante varias semanas (entre 4 y 6), removiendo con un palo cada dos o tres días y volviendo a taparlo.
4º- Cuando la mezcla esté descompuesta se cuela y el líquido resultante se diluye en agua a razón de 1 parte del mismo por cada diez de agua. Este será nuestro fertilizante final.
Esperemos que os sea útil este consejo, puesto que es muy fácil de poner en práctica… y ya sabéis, ¡regad a primera hora de la mañana o a última de la tarde!
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